lunes, 9 de mayo de 2011

Aprendizaje en los niños con DDA

A diario vemos en las escuelas niños como el que ilustra el siguiente caso:
Facundo es un niño de 7 años que cursa por segunda vez el primer grado.
Desde que ingresa al patio de la escuela para el saludo a la bandera, su actividad es incontrolable y llama la atención. No puede quedarse quieto en la fila, recorre las hileras de los niños de los otros grados, conversa permanentemente, desobedece las indicaciones de los docentes, cambia permanentemente de lugar en fila, empuja...
Una vez dentro del aula, no respeta la opinión de sus compañeros, habla a los gritos, saca las pertenencias de los demás, contesta de mal modo, agrede física y verbalmente incluso, hasta a los docentes cuando le llaman la atención.
En cuanto al trabajo escolar, "se engancha" por períodos muy breves, no completa las tareas, sus trabajos son poco prolijos, sus útiles están desordenados y tirados por el piso.
Estas escenas pueden resultar familiares a los docentes y muchas veces, se pueden sentir desbordados y sin saber como manejarlas.
En la mayoría de los casos, no se trata de niños deficientes aunque presentan severos problemas de aprendizaje. Su autoestima se daña ante tantas críticas y lógicamente no quieren ir más a la escuela. Pero también en casa la vida es difícil para ellos y para sus familias.
La falta de atención y la inquietud constante, son síntomas que nos alertan sobre la posibilidad de estar frente a casos de niños con Déficit de Atención (D.A.) e Hiperactividad, un problema que afecta a 1 de 14 chicos de la Ciudad de Buenos Aires. Este trastorno suele aparecer a edad temprana, se convierte en un verdadero problema en la escuela y puede persistir durante años, afectando las relaciones, el aprendizaje y la felicidad de quienes lo padecen.
Los adultos somos los que tenemos que ayudarlos, de modo que, aunque nos resulte difícil educarlos, tenemos que comprenderlos, apoyarlos y estimularlos.

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